A partir de los 2 años el niño comienza a emplear los colores para describir los objetos (“esa camiseta es rosa”) y para expresar sus preferencias (“a mí me gusta la azul”). Aunque no lo parece, se trata de un proceso muy complejo: el ojo tiene que captar la luz y transformarla en impulsos eléctricos que el cerebro traduce como colores y después, el pequeño tiene que aprender a identificar cada uno y a asociarlo con la palabra oportuna.
¡Vamos a descubrirlos!
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